Angelitos por tu cama
han pasado
y han dejado de las alas
las plumas que sacude tu manta
cuando te levantas
Para qué tener un gallo-despertador
si tú ya me levantas
en brazos
y me elevas con los angelitos...
Angelito mío.
¿Y, ¿por qué tener gallinas?
Si ya cada pluma
acaba en el edredón
donde voy volando
a donde nunca pasa nada
¡pero todo es posible!