lunes, 7 de septiembre de 2015

Primero de primaria

Un primer día lluvioso, como otro cualquiera. El primer día de colegio.

Primer día de clase y los ángeles lloran,
angelitos, no saben lo que les espera.

(Aquí) la lluvia de primavera
a otoño se adelanta,
se levanta la mano y alguno desespera.
Septiembre no se demora.

En fila de a uno,
la sita aúna a sus cachorros,
mientas las nubes y alumnos,
empapados con los libros,
expelen chorros.

Sudando lo suyo,
los suyos por la frente,
otros por los calcetines de lino,
se secan la lágrimas
mientras se endulza la tierra de agua.

Salen de clase,
sacan sales de todo tipo,
hasta las doce horas de la tarde,
sin oras de mañana en un colegio fino.

La sita vuelve a casa
sin valorarse lo suficiente,
se sienta en su silla de casa
esperando que mañana sea diferente.

"¿Si me llamaran sensei me respetarían lo suficiente?"

La profesora se presenta
y representa
a lo largo de los días siguientes
sabiendo que si faltara
¿los alumnos no serían autosuficientes?

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