sábado, 17 de septiembre de 2011

En exceso

Eres la perfecta imagen viva
de una divina diosa
Te miro y me asombro,
me quemo; me incineras
e incitas a volverme a derretir.
Porque tu cuerpo es así
majestuosamente maravilloso
así como los ojos que me devuelves
igual que el beso soñado que me mata
por una eterna espera,
de tu mirada besada.

Ni un adelanto hasta que llegue el día,
en que tu mejilla se comprima con la mía,
en que tu cuello me de las señales de amor,
te oleré, te huelo, pero aquel día será eterno
así como la pasión con la que te agarre el cuerpo
la cintura, los pechos, tu boca, tus labios
tu cuerpo estremecedor
de perfecta silueta
tu indescriptible rostro,
de perfecta lujuria
por pasión, por un amor
del que no soy yo.

Y me veo obligado a rememorar
cuando te encontraba al final de mi brazo,
agarrados un segundo
por que me consolaste un mal,
que en mi mente significó
que me querías tanto como yo,
pero por más que lo pienso, tienes a otro,
aquel otro que te ve perfecta y mortal
y calmas su ansia de sed y libertad
y a mi me aprisionas, me desesperas
me hundes, me sacas, me secas y resecas
en la profunda y sumisa espera
de la que un día te espero liberar
y solo con paciencia, te volveré a enamorar.

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